Siempre me impresionó el tema de la condena penal, de la cárcel y de las condiciones infra humanas en que los reclusos son obligados a soportar la pena privativa de la libertad. Un poco sobre mí.
Trabajé en el campo de la investigación en derecho penal y me disculparán si suena sesgado y soberbio, de la mano del abogado penalista más relevante del país.
Fue una experiencia única incursionar de lleno en la investigación de temáticas penales, y trabajar en medio de la terminología, las audiencias, los foros y debates propios de esta disciplina del derecho.
La dogmática penal me apasiona, aunque, para ser sincera, siento que ya olvidé todas las posturas de los finalistas y los deterministas que explicaban la teoría del delito. Lo volví a ver cuando cursé estudios de posgrado, y lo volví a olvidar.
Estudiar todas estas teorías me hacía sentir como los animales en el libro de Animal Farm de George Orwell, cuando intentaban aprender el abecedario.
Siempre me impresionó el tema de la condena penal, de la cárcel y de las condiciones infra humanas en que los reclusos son obligados a soportar la pena privativa de la libertad.
Películas como “La fuga de Alcatraz”, “Sueños de fuga” y “Carandiru”, donde se muestra cómo los reclusos duermen, el hacinamiento en el que viven, las relaciones con los carceleros y guardias, los maltratos de estos últimos hacia aquellos y la corrupción de todo el sistema penitenciario, me dejaban en shock.
Ahora en la pandemia, cuando salgo a caminar un rato, a recibir sol en mi piel, y veo la vida en las montañas y las personas que pasean sus perros, me acuerdo de tantas personas en las cárceles. Sin poder siquiera soñar con salir un rato cuando termine la cuarentena.
Ni hablar de lo que sienten los familiares de alguien en prisión. Es para ellos el gran desprestigio, la gran deshonra. Y entonces, los presos se convierten en los excluidos de la Gran Alma Familiar, de quienes no se habla. “Ojalá que el jefe y los colegas ni se enteren, sería bochornoso”.
En mi comprensión de la filosofía de vida que son las configuraciones sistémicas tuve la claridad de que dicha exclusión es tan fuerte que resuena igualmente en el sistema gubernamental.
A nivel de políticas públicas, poco es lo que se hace en favor de la población carcelaria. En Colombia, la Corte Constitucional declaró el “Estado de Cosas Inconstitucional” sobre las condiciones de los presos, en el año 1998, pero no se oyen congresistas, presidentes u otros mandatarios ocupando cargos de elección popular proponiendo ampliar los espacios carcelarios, mejorando las condiciones de higiene y facilitando terapias para los presos.
Es como si la condena judicial fuera la eliminación de todo el reconocimiento de su calidad como seres humanos dignos. Son igualmente marginados y olvidados, tal y como ocurre en el interior de nuestro sistema familiar.
Cuando leí acerca del movimiento abolicionista de las cárceles me conecté de inmediato con sus postulados.
Pero mientras llegamos a ese lugar, propio de una humanidad más consciente del valor de la vida y la reconciliación, tendremos que seguir aplicando medidas privativas de la libertad.
Entre tanto, podemos empezar por incluir a esta población en nuestro corazón. Puedes leer más sobre la exclusión y sus repercusiones en: «Las constelaciones familiares nos llevan a incluir en nuestro corazón aquello que habíamos excluido».
Ejercicio
Si tienes un familiar o amigo en prisión, te invito a hacer esta visualización poderosa que te dará a ti y a él/ella mucha fuerza de vida y brillo desde el amor.
Desde donde estés, cierra los ojos, ubica en tu imagen interna, en frente tuyo, a esa persona. Respira un momento. Si vienen juicios o tensiones en tu cuerpo solo hazte conscientes de ellos.
No los resistas, solo respira ahí. Ahora dile, “eres responsable de tus actos, no se qué te llevó a cometerlos, desconozco tu dolor, pero ahora es tu carga. Y veo que con dignidad la estás asumiendo.” Repítelo suavemente y revisa si hubo un cambio en tu cuerpo. Busca conectar con su dignidad, asintiendo a su destino.
Ahora dile: “Tú haces parte de la familia, eres mi _, siempre lo serás”. Si es tu amigo/a varía la frase así: “Tú haces parte, siempre harás parte”. ¿Qué ocurre en ti al decir estas palabras? ¿Te sientes más fuerte en tu cuerpo? ¿Se alivian las tensiones que sentías? ¿Qué ocurre en él/ella en esa visualización interna? ¿Le brillan los ojos al mirarte? ¿Los dos se acercan un poco más?
Me encantaría saber tu experiencia con este ejercicio. No dudes en escribirme.
Cataloji