La energía femenina es la parte dulce de la vida, que me ha permitido parar, descansar y recuperarme. Es un contacto menos estricto y rígido conmigo misma.
Lo hice todo para salvar mi útero… al punto en que dejé de escuchar a la vida y a mi cuerpo. Fui terca y me rehusé mucho tiempo a la histerectomía (extirpación del útero). Creé un pensamiento de fracaso alrededor de esta idea. Por supuesto, esto hizo que mi sufrimiento se alargara más de lo necesario. El dolor incapacitante menguó mi alegría y mi esperanza. No podía hacer ejercicio, planear una semana con eventos sociales o tener una actividad sexual placentera. Todo se vio afectado por mi enfermedad.
Estuve en terapia (por supuesto que los terapeutas también nos terapeamos. Grave el que no lo haga). Con dolor pude ver mi terquedad y mi arrogancia. No fue fácil. Creía tener la razón. Ni siquiera el dolor físico me hacía recapacitar. Se requirió de mi parte muuucha humildad. La humildad necesaria para hacerme rendir ante la vida y doblegar mi mente a mi corazón. La humildad necesaria para confiar en algo más grande y sabio que mi pequeño ego. Entonces, decidí empezar a soltar el deseo de salvar mi útero a toda costa. Y ocurrió el milagro. Le di permiso a mi energía femenina para venir a reprogramarme.
Esta frecuencia que dejé entrar a mi campo me invitaba a hacer un alto en el camino. De modo que paré actividades familiares, con amigos, ejercicio de cualquier tipo y proyectos laborales como mis talleres y mi consulta individual. También detuve procesos creativos para Cataloji que estaban en curso.
Luego de la cirugía continué dos meses muy quieta y en sintonía con mi energía femenina. Mis rutinas cambiaron. Ya no estaba ocupada todo el día, haciendo consulta, creando contenido para redes o para mis cursos online. Me dediqué a Estar. Estar conmigo misma. Habitar de una nueva manera el momento presente. Sin metas, sin ambición, sin exigencias. Esta energía me llevó a reprogramar muchas cosas en mi subconsciente.
La energía femenina es la parte dulce de la vida, que me ha permitido parar, descansar y recuperarme. Es un contacto menos estricto y rígido conmigo misma. Es mi parte no auto exigida y perfeccionista. Es una energía amorosa que me envuelve y me permite soltar las metas, los logros, el afán de ser exitosa, reconocida, o lo que mi ego desee en cada momento de mi vida.
Es una bruma delicada y alegre que me invita a desvincularme de la ambición de mi mente. Para adentrarme de manera profunda en la alegría y simpleza de mi corazón.
Ha sido un tiempo relevante. De permitirme la comodidad en el Ser, en el ahora, sin pensar en en futuro, en el cómo o en el cuándo. Desapareció en mí el afán de figurar, de manifestar, de ser mejor en lo que hacía.
La enfermedad que me llevó a la histerectomía ha sido una bendición en mi vida. Me permitió reformatear algo profundo en mí. Me obligó a parar, a mirarme, a soltar y a confiar. Me llevó a entrar en sintonía con mi energía femenina y a dejarla operar en mí.
Por eso, ahora quiero trabajar en profundidad con la energía femenina, como un aspecto de la vida, de la consciencia y del corazón. Puedes leer más de esto aquí: ¿Qué beneficios me trae integrar mi energía femenina?
Al cabo de este tiempo de recuperación se ha despertado la creatividad en mí y las ganas de hacer cosas nuevas para Cataloji. Mi voluntad de ponerme al servicio trae una nueva sintonía.
¿Cómo está tu conexión con tu energía femenina? ¿Hay algo que debas soltar para fluir más en tu momento presente?
