María sentía una necesidad de permanecer ocupada todo el tiempo. Su impulso en el día a día era mantenerse productiva y activa.
María hacía listas con las tareas para hacer cada día y si no las alcanzaba, se sentía frustrada. Entre esas tareas incluía oficio en la casa y vueltas para ella y su familia. Se sentía agotada… pero una siesta o simplemente hacer nada, era algo impensable para ella.
Constelación
La madre de María fue una madre soltera. Su padre no apoyó a su madre económica o emocionalmente. De modo que la madre de María, desde muy joven, trabajó para mantener el hogar. En esa madre había un mandato, de ser eficiente y productiva. Luego, cuando María era una niña, su madre la ponía a hacer tareas caseras y a cuidar a sus hermanos. Su madre, por supuesto, mantenía este mandato de “no hay derecho al descanso” en el que se estructuró desde mu joven y María lo iba integrando cada vez más.
María estaba resonando con la historia de su madre y con su necesidad de mantenerse activa y productiva. A su madre este mandato le permitió superar la adversidad de verse sola con una bebé. Fue una herramienta de supervivencia que le permitió salir adelante. Sin embargo, en la vida de María, dicho mandato no tenía ningún sentido. Sus circunstancias eran diferentes a las que vivió su madre.
En la sesión, trabajamos para liberar esta lealtad que María tenía con su madre y que la llevaba a sentir una necesidad de mantenerse ocupada. Puedes leer también: “Las lealtades invisibles que nos limitan”