“Lo contrario a la vida no es la muerte. Lo contrario a la muerte es el nacimiento. La vida no tiene opuestos”
Eckhart Tolle
El nacimiento y la muerte son dos fuerzas contrarias, dos polaridades. Ambas forman una danza constante, de ritmo y movimiento, sobre un lienzo inmutable, que es la vida. No habría nacimiento sin muerte y viceversa. Sin embargo, celebramos el nacimiento, pero despreciamos y le tememos a la muerte (te invito a leer el caso real «Miedo a la muerte: Vuelve, que sin ti la vida se me va…”.)
En México se celebra el Día de los Fieles Difuntos, los días 1 y 2 de noviembre. Se reza y en algunas zonas del país los familiares visitan los panteones y cementerios. También se crean altares en los hogares en conmemoración de los muertos, donde se les ofrece frutas, pan y comida que les gustaba en vida.
Para el Budismo, la muerte hace parte del ciclo de nacimiento-muerte que fundamenta el concepto de la reencarnación. Cuando alguien muere, esperan a veces hasta siete semanas antes de incinerar el cuerpo, pues ese es el tiempo que consideran el Alma tarda en encontrar una nueva reencarnación. Durante ese tiempo se cantan mantras y se ora para ayudar a que esa conciencia tenga un tránsito fácil hacia la nueva vida.
En el hinduismo se adoran a tres deidades; Brahma, Visnú y Siva, quienes representan la creación, conservación y destrucción del mundo. Se trata de un ciclo sagrado en donde cada una de sus partes es digna de veneración.
Jesús vino a enseñarnos que el Alma nunca muere. Él fue perseguido, atacado, rotulado, torturado, crucificado y asesinado, pero a pesar de ello, su Alma permaneció intacta a través de la resurrección. Lastimosamente, nuestro ego prefirió enfocar toda su atención en la imagen de su crucifixión que con tanto empeño y devoción es expuesta en los altares de las iglesias. En ella vemos dolor, victimismo, injusticia y sacrificio. Cómo no temerle a la muerte con esta imagen? Pero en realidad, estamos viendo un mensaje incompleto y sesgado. Sólo al incluir el amoroso y liviano acontecer de su resurrección, habremos comprendido la esencia de sus enseñanzas.
La muerte en realidad es una ilusión. Somos seres espirituales teniendo una experiencia humana. Solo somos conciencia en acción. Antes de nacer, antes de morir, éramos, eso; únicamente conciencia. Sé que suena muy metafísico y esotérico, pero así es.
Mi padre murió
Mi padre murió cuando yo tenía 16 años, y durante mucho tiempo estuve de pelea con la muerte (o lo que es lo mismo, con la vida) sintiendo que su partida había sido prematura, injusta e inexplicable. Aún no comprendo por qué su Alma lo decidió así, pero las narrativas de mi mente han pasado a un segundo plano. Ahora respeto y honro su decisión y asiento a las cosas tal y como fueron. He logrado conectar con él desde el amor y la claridad de que aún me acompaña y me guía.
Las constelaciones familiares me han ayudado a aprehender esto mucho mejor. En ellas se evidencia que aspectos de nuestra Alma siguen en conexión con quienes han fallecido, buscando resolver lo que ellos no pudieron; que las historias de fortaleza y también los traumas vividos por nuestros antepasados nos permean, estén ellos vivos o no; y que en nosotros habita el amor de nuestro clan familiar, tanto de los vivos como de los fallecidos.
En otras palabras, las constelaciones familiares dejan entrever que al Alma le importa un bledo la muerte. Los lazos de amor la trascienden con creces. Claramente, la conciencia que somos, supera a ambas polaridades; o, más precisamente, las integra, creando algo más grande, bello e inmutable.
Conectando con quienes se han ido
Ejercicio
Te invito a que en este momento cierres los ojos y sientas a aquella persona de tu familia que ya no está en este plano físico. Debes saber que sus rasgos más amorosos te habitan. Recuerda su risa, su humor, su carisma, su ternura, su fortaleza, su creatividad, o aquello que te venga a la mente y llévate ese amor a tu corazón. Pon tus dos manos sobre tu pecho. Respira allí profundamente. Si sientes tristeza está bien… pero ahora déjala salir un poco. Puedes sonreír ligeramente. Muy bien… así empezarás a conectar con la esencia de su Alma. Esa que nunca muere.
Cataloji
Si te interesa este tema, lee el artículo “Aceptar la muerte te conectará más con la vida”. Allí verás otro ejercicio para ir más profundo en esa conexión con quienes se han ido de este plano.