La sexualidad es la fuerza que da origen a la vida. Sin sexo no hay vida.
De modo que la sexualidad no es solo el contacto físico con nosotros mismos o con el otro, no es sólo el erotismo o el deseo sexual. La sexualidad es la conexión con la vida misma.
Quien rechaza su sexualidad rechaza algo de la vida misma.
Hay personas que no se sienten dignas de amor, o que sienten culpa por todo y se andan disculpando con gran congoja: por perderse, por llegar tarde, por hacer una pregunta, por sentir hambre o cansancio, ¡por respirar! En efecto, esas personas se sienten culpables por existir. En esos casos, puede ocurrir que alguno de sus padres no quiso tener un bebé. O lo tuvo a un gran precio.
¿Te es familiar este discurso?: “lo sacrifiqué todo por ustedes, dejé de realizarme profesionalmente. Yo pude ser alguien en la vida. Pero no, tuve que dedicarme a mis hijas”. Esto genera mucha culpa en los hijos de esa madre sacrificada.
En casos como este, suelo pedirle al consultante que escoja a dos representantes para sus padres y les diga: “yo soy inocente y estoy aquí. Soy el fruto de su sexualidad”.
Esto le permite a la persona comprender que nació y fue el resultado de una fuerza de vida tan grande como lo es el orgasmo de sus padres. Y que sus padres se dijeron “sí” el uno al otro al tener relaciones sexuales. Ellos asintieron a su concepción y nacimiento con ocasión del acto sexual.
También le pido a ese consultante que escoja a un representante para la sexualidad y le diga: “Yo vengo de ti, eres la voluntad y amor de mis padres, manifestada a través de ti. Eres la fuerza de mi Alma que le dijo Sí a la vida. Eres la fuerza de mis ancestros manifestada a través de ti”.
En los talleres grupales, cuando entra el representante de la sexualidad, siempre se siente su amor, su divinidad, su bondad. Entonces comprendemos que la hemos miramos desde un ángulo muy limitado.
Es muy importante que sanes tu relación con la sexualidad. No por el hecho de que “Si no se lo doy a mi pareja, él se va a buscar a otra”, o porque “hace mucho no tengo relaciones sexuales y me da miedo perderlo”. Es importante que sanes tu sexualidad porque si no hay gozo, no hay conexión con la vida.
La energía de la sexualidad nos conecta con la creatividad, con la abundancia económica, con el gozo de existir. Va más allá del acto sexual. Si siento culpa de mis deseos, inhibo esa potencia creadora. Y no me hago pleno.
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